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Jorge Buendía


20130417-la-filosofiaJorge Buendía llega a los toros de la mano de su padre. Como siempre fue, como se gestaron tantos buenos aficionados. Su padre fue crítico taurino en varios medios de  comunicación de Huelva a principios de los años 80 y él le acompañaba en su recorrido por los festejos de la provincia. Eran los años en Huelva de dos acontecimientos que espolearon mucho a la afición de la tierra: de un lado, la reinauguración de la Plaza de Toros La Merced, en la capital. De otro, la irrupción de Miguel Báez Spínola, el último eslabón de la cadena Litri por ahora. 
        

     De inmediato inocula el veneno de la afición. Ya no le vale con ser sólo espectador y Jorge Buendía decide intentar ser torero. Comienza a entrenar y a ir al campo visitando todas las ganaderas de la provincia. Su debut en público sin picadores tuvo lugar en 1986 en Zalamea la Real. Decidido a dar un paso al frente, se inscribe como alumno de la Escuela Taurina de Valencia y eso le permite pisar plazas de la importancia de Huelva, Sevilla y la de la propia capital levantina. Zalamea la Real se convierte también en escenario de su debut con caballos. Comparte cartel ese día con Cristina Sánchez y Oliveira .         

     1997 marca otra fecha determinante en su trayectoria profesional. Es la temporada en la que Jorge Buendía cambia de escalafón y se convierte en banderillero. Se estrena como torero de plata a las órdenes del matador de toros de Huelva Emilio Silvera, que es quien le da la primera oportunidad. Al invierno siguiente, se enrola en las filas de Antonio Borrero Chamaco, con quien torea hasta la retirada del diestro onubense. Las temporadas siguientes torea suelto con varios toreros como el propio Silvera y Francisco Barroso. Buendía abandona la práctica profesional del toreo en 2002, año en el que da un nuevo vuelco a su carrera y empieza a dedicarse a la empresa taurina.         

     En 2005, se le plantea la posibilidad de cumplir un sueño: tomar la alternativa. Jorge lo afronta de forma testimonial, como la culminación de la ilusión de llamarse matador de toros. Una puerta que le abre el torero francés Michelle Lagravere. Se doctora en Tauromaquia el 25 de diciembre de 2005 en Guatemala, en la localidad de Morazán de Progreso, con el propio Lagravere como padrino y Chilolo de testigo. Con la alternativa en sus manos, Jorge Buendía cierra, ahora sí, el libro de su trayectoria profesional como torero. La empresa taurina centra ya toda su atención y se convierte en el eje de su actividad.          

     Sus primeros escarceos en el empresariado taurino fueron de forma totalmente ocasional. Para poder torear él mismo, Buendía organiza en los años 1993 y 1994 un par de festejos en Gibraleón y La Peñuela, en Niebla. De alguna manera, fue su primer acercamiento al mundo del empresariado, aunque sin intención de nada más en ese momento. Es en abril de 2002 cuando surge la posibilidad de dar toros en Palos de la Frontera, aún con plaza portátil. Fue un festival que incluyó en el cartel al rejoneador Leonardo Hernández padre, los matadores de toros Emilio Silvera, Eduardo Dávila Miura, Víctor Puerto y el local José Doblado como novillero. Las reses fueron de Gabriel Rojas. Permaneció dos o tres años de prueba, de toma de contacto con la profesión, tiempo durante el que organizó más de medio centenar de festejos en plazas, sobre todo de la provincia de Huelva como El Campillo, Lucena del Puerto o Villalba del Alcor, entre otras. La experiencia fue positiva y ello llevó a Jorge Buendía en 2006 a dedicarse de forma profesional al empresariado taurino. Su primera gran feria fue la de Moguer, en Huelva, donde anunció un par de festejos con toreros como Joao Moura, Pablo Hermoso de Mendoza, Finito de Córdoba y Francisco Rivera Ordóñez. Fue sólo el comienzo. A Moguer se unieron otras plazas como Palos de la Frontera y Santa Olalla del Cala. Conservar estos cosos con el paso del tiempo fue un gran acicate para él a la hora de ampliar su cartera de plazas.          

     Actualmente, Jorge Buendía se considera un empresario en pleno crecimiento. No sólo entendido esto desde del punto de vista de la cantidad, sino también de la calidad, ya que consigue mantener sus plazas bajo la premisa de ofrecer carteles buenos en un momento tan complicado como el actual. En este sentido, su objetivo en este momento es consolidarse, conservar su cartera actual y, cuando se den las circunstancias, poder dar el salto a plazas de mayor rango. Su planteamiento consiste en priorizar los carteles que transmitan seriedad del espectáculo, eventos donde se cuiden todos los detalles, esencialmente, la categoría de los toreros y de las ganaderías que anuncie y saber respetar la personalidad de cada plaza. En este sentido, una de sus máximas consiste en tratar de responder a lo que cada pueblo demanda. "Yo soy el primero que debo creer en el espectáculo que organizo", asegura. Otro aspecto imprescindible de su filosofía de trabajo es facilitar el acceso del publico a las plazas estableciendo precios asequibles en las entradas.          

     La temporada pasada emprendió Jorge Buendía otra faceta profesional que le ha encantado: ser apoderado. Actualmente lo es del novillero sin picadores David de Miranda, a quien está cuidando al máximo dada la fe que tiene en sus posibilidades. También lo fue durante la temporada de 2012 del matador de toros sevillano Alfonso Oliva Soto, con quien encaró un proyecto ilusionante que cumplió objetivos como el de llevar al diestro de Camas a algunas de las plazas más importantes de España. El apoderamiento es una faceta en la que contempla profundizar con el paso del tiempo.         

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